Estrés de la planta: ¿Cuándo es (todavía) útil?

En horticultura, el estado de un cultivo se describe de varias formas. Además, se utiliza la palabra ‘estrés’, y suele definir una situación negativa que debe evitarse. ¿Pero es esto correcto? Esta pregunta es relevante porque resolver este ‘estrés’ a menudo implica el uso de energía.

En el proyecto ‘Estrés: ¿cuándo es (todavía) útil?’ se realiza un marco conceptual sobre los diferentes tipos de estrés de las plantas en un cultivo de invernadero. El objetivo es obtener una mejor comprensión del estrés de las plantas y evitar la necesidad de acciones que consuman energía cuando una planta está ‘desequilibrada’.

¿Qué es el estrés de las plantas?

Comúnmente se considera una situación negativa. Pero el estrés de la planta es un concepto neutral: una planta siente el cambio que altera el equilibrio entre la planta y el medio ambiente. La planta se adapta a la nueva situación, lo que conduce a un nuevo equilibrio. Eso significa que el estrés puede ser beneficioso para un productor, pero también puede tener un efecto negativo en el cultivo.

Los productores manipulan el cultivo continuamente durante la producción, lo que es, de hecho, la inducción de un estrés beneficioso. Algunos ejemplos son la transición de días largos a días cortos para inducir la floración de crisantemos o podar tomates. Estas acciones de manejo del cultivo inducen al cultivo a desarrollarse en la dirección deseada por el productor. Se deben evitar reacciones de estrés negativo del cultivo, como cierre de estomas, temperaturas demasiado altas o intensidades de luz que dañen el cultivo.

¿Qué sucede en una planta en una situación estresante? Después de la percepción del cambio en el entorno, se activan ciertas vías de señalización y se translocan señales (hormonales) dentro de la planta que aseguran que se adapte a la nueva situación. Los conocimientos sobre estos procesos pueden ser útiles (en el futuro) para detectar y evitar reacciones negativas de estrés en las plantas en una etapa temprana. La investigación mostró que las plantas tienen una memoria de estrés que, en algunos casos, puede transmitirse a la siguiente generación. Como resultado, experimentar estrés temporalmente puede asegurar que la planta sea más resistente al mismo o diferentes tipos de estrés en el futuro. Este proceso se llama ‘priming’. El uso de ‘priming’ también ofrece potencialmente a los productores oportunidades para producir cultivos que sean más resistentes al estrés negativo.

El método de cultivo «Next Generation Growing» tiene como objetivo el equilibrio en el cultivo y en el invernadero. Eso implica que las condiciones climáticas (temperatura y luz) pueden ser dinámicas si se pretende lograr una relación estable entre producción y consumo asimilados. Un cultivo está permanentemente expuesto a cambios que pueden ser útiles pero pueden ser negativos si se exceden los límites. La pregunta es ¿qué acciones conducen a reacciones de estrés útiles y cuándo se producen efectos de estrés negativos? Los límites no siempre son claros y, a menudo, aparecen después. Monitorear el equilibrio o el estrés de la planta sería una herramienta útil y podría proporcionar información sobre el estado del cultivo y llevar el «Next Generation Growing» un paso más allá. Esto hace posible conocer continuamente el estado del cultivo y evitar tomar medidas que consuman energía y que reduzcan el uso de energía sin consecuencias negativas para el crecimiento, la producción y la calidad del producto.

Para más información:
Universidad e investigación de Wageningen
www.wur.nl