El amarre o cuajado de frutos es el proceso en el cual la flor es polinizada y fecundada, y el fruto inicia su formación y desarrollo. Este proceso sucede cuando se reúnen las condiciones adecuadas, sin embargo, existen factores que afectan el cuajado; estos son la interacción entre la fisiología del cultivo (viabilidad del polen, velocidad de crecimiento del tubo polínico y crecimiento del fruto) y las condiciones climáticas. Las condiciones climáticas que inciden sobre el amarre de frutos son: temperaturas bajas o altas, vientos secos, nubosidad y lluvias. Además, factores endógenos como la cantidad de reservas nutricionales y el contenido de hormonas en la planta afectan el amarre de frutos. A medida que el fruto se desarrolla comienzan a aparecer fenómenos de competencia entre los frutos y las partes vegetativas por los fotoasimilados, y esta acción puede inducir una caída de frutos.
La caída de flores y frutos
Cuando no se cuentan con las condiciones óptimas durante el amarre, se produce la caída o abscisión de flores y frutos no cuajados. Sin embargo, este fenómeno es un mecanismo natural de las plantas que permiten seleccionar las mejores flores y posteriormente los mejores frutos para ser madurados, reduciendo el riesgo de perder frutos por factores fitosanitarios y ambientales. El porcentaje de amarre de frutos varía en cada especie; mientras que en cítricos, mango y aguacate es menor o igual al 1 %, en otros cultivos como el manzano, durazno y cerezo el amarre de frutos es mayor al 5 %.
Hoy en día, lograr un alto porcentaje de amarre de frutos en los cultivos hortofrutícolas es muy importante para lograr rendimientos élites. Para ello, conocer los eventos fisiológicos y ambientales que inducen, retardan o inhiben el amarre de frutos es fundamental para tomar acciones que permitan alcanzar la cantidad y cantidad deseada de frutos maduros.
Para llegar a la formación de frutos maduros se tienen que pasar por tres importantes procesos fisiológicos, los cuales son: polinización, fecundación del óvulo y formación del fruto. La polinización es el proceso en el cual los granos de polen se desplazan a los estigmas de la flor, y es el primer proceso con efecto sobre el cuajado del fruto por jugar un papel importante en la transferencia y germinación del polen. Después de que germina el grano de polen y crece el tubo polínico hasta el saco embrionario, se da el proceso de fecundación. La fecundación se considera como un evento estimulante en el cuajado de frutos por su efecto fisiológico en la planta y por iniciar el desarrollo de la semilla. Durante este proceso se sintetizan hormonas como auxinas y giberelinas que ejercen efectos directos sobre el crecimiento de los tejidos del ovario.
El arte de saber inducir, promover o inhibir el amarre de frutos
Dependiendo de la especie, comúnmente se utilizan las siguientes prácticas para incrementar o inhibir el amarre de frutos: manejo de la nutrición, anillado del tronco, uso de polinizadores, aclareo de frutos, aplicación de reguladores del crecimiento, entre otros.
Anillado. Técnica que consiste en hacer anillos de un ancho variable en el tronco o ramas primarias, especialmente en frutales. Con el anillado se incrementa el contenido de carbohidratos de la parte aérea y aumentan los niveles del ácido giberélico (AG); hormona que desempeña un papel clave en el proceso de transición de flor a fruto. Además, con esta acción se retarda y reduce los niveles de ácido abscísico (ABA), quien es la responsable de promover la caída de frutos.
Aclareo de frutos. El aclareo o raleo de frutos es la técnica que consiste en eliminar algunos de los frutos durante su desarrollo, con la finalidad disminuir la competencia de nutrientes entre ellos, y así aumentar el tamaño de los frutos de mayor calidad. Esta práctica permite adaptar la carga de frutos a condiciones nutricionales de la planta y factores ambientales limitantes. El raleo de frutos puede hacerse de forma manual, mecánico y químico, y la intensidad del aclareo depende de cada especie o variedad, edad y vigor de la planta, fertilidad del suelo, disponibilidad de agua, y del tamaño o tipo de fruto que se desea obtener.
Nutrición. Una nutrición adecuada del cultivo con programas de fertilización que incluyan N, P y K, mejoran el amarre inicial del cultivo. El N es un elemento que incrementa rendimiento al participar en el crecimiento y desarrollo de las hojas, cuya función de estas son producir fotosintatos. La competencia por fotosintatos entre flores recién fecundadas se considera un factor que puede regular el cuajado, especialmente en plantas con poco follaje. El Ca y K son otros de los nutrientes esenciales para el cuajado de los frutos. También, uno de los micronutrientes más importantes durante la etapa de amarre del fruto es el B, el cual mejora el amarre de flores y frutos, ya que su presencia favorece la viabilidad del polen y el crecimiento del tubo polínico.
Una práctica común y recomendada son las aplicaciones foliares de nutrientes en etapas de fructificación, donde una fertilización foliar adecuada puede incrementar el tamaño y la calidad del fruto, mejorando el rendimiento.
Aplicación de reguladores de crecimiento. Existe poca información sobre la función de los reguladores de crecimiento sobre el cuajado de frutos, y solo se ha limitado a explicar su efecto para inducir o reducir el cuajado. Los efectos de estas sustancias sobre el proceso del amarre de frutos se ha relacionado con la absorción de nutrientes y translocación de fotosintatos, ya que durante el proceso de transición de ovario a fruto se demanda una gran cantidad de energía en forma de carbohidratos.
Durante el proceso de cuajado o amarre del fruto, un elemento citado como crítico en las plantas son las fitohormonas, mismas que están relacionadas con la calidad de la flor, es decir, la viabilidad del polen y los óvulos. Por ejemplo, las giberelinas pueden afectar la viabilidad de los óvulos; mientras que las citocininas favorecen esta característica, especialmente las citocininas de alto octanaje, ya que estimulan la división celular durante la fecundación y el crecimiento del fruto. Por otra parte, las auxinas y giberelinas son responsables del crecimiento de los tejidos adyacentes para formar el fruto. Lo anterior señala que el uso de los reguladores de crecimiento han resultado ser más efectivos cuando las aplicaciones se realizan en la etapa de floración.
La partenocarpia
El amarre de frutos involucra los procesos de polinización, fecundación y formación de semillas. Sin embargo, no todos los vegetales tienen la necesidad absoluta de que sus flores sean polinizadas, fecundadas y que contengan semillas para amarrar y desarrollar frutos. Cuando el cuajado de frutos se realiza sin la presencia de semilla se le nombra partenocarpia y este fenómeno es muy común observarlo en especies como piña, banano, entre otras.
Debido a que los frutos partenocárpicos no reciben estímulo químico-metabólico del proceso de polinización, fecundación o crecimiento de la semilla, para el desarrollo de estos frutos es necesario características especiales que le permitan cuajar y desarrollar frutos. Una de las particulares es el alto contenido de hormonas en el ovario en comparación con frutos no partenocárpicos. Es por ello que mediante aplicaciones de auxinas, giberelinas o citocininas, es posible inducir la partenocarpia en ciertas especies vegetales.
Fuente:
Muy buena información espero seguir recibiendo los boletines