En 2025, México enfrenta una de las expresiones más evidentes y preocupantes del cambio climático: el incremento sostenido de las temperaturas. El Programa de Investigación en Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha emitido una alerta urgente: nuestro país se está calentando a una velocidad superior al promedio mundial. Desde la era preindustrial hasta el año 2024, México ha experimentado un aumento de temperatura de 1.8 °C, frente al promedio global de 1.2 °C.
La tasa nacional de calentamiento se estima en 3.2 °C por siglo, lo que coloca a México en una posición crítica frente al escenario climático mundial. El año 2024 fue, además, el más cálido registrado en la historia reciente del país, con una temperatura media de 2.14 °C por encima del nivel preindustrial.
“Llevamos 18 meses seguidos con arriba de 1.5 grados centígrados, y si recordamos, los Acuerdos de París indican que no se debe superar esta cifra; lo que quiere decir que en cinco años estaremos en promedio en el umbral propuesto, algo que se pensaba ocurriría mucho más tarde” – Francisco Estrada Porrúa, jefe del Programa de Investigación de Cambio Climático UNAM.
El impacto ya es tangible. Cultivos como el café en Veracruz, que en 2006 se estimaba sufrirían una pérdida del 24 % hacia 2020, hoy enfrentan una reducción de hasta 48 %, duplicando las proyecciones iniciales. No se trata de un escenario futuro: la crisis climática ya está reconfigurando nuestra seguridad alimentaria, nuestros ecosistemas y la vida cotidiana de millones de personas.
Consecuencias climáticas ya visibles en todo el territorio
La evidencia de este acelerado cambio climático se ha manifestado de manera clara y contundente. Durante el año 2021, se registraron eventos extremos como sequías severas en el norte del país, mientras que otras regiones enfrentaron inundaciones intensas. Más recientemente, en abril de 2025, al menos 21 estados reportaron temperaturas máximas que oscilaron entre los 35 °C y los 45 °C, una situación sin precedentes que afectó la salud pública, la agricultura y los ecosistemas.
La crisis hídrica también se ha intensificado. Desde 2022, ciudades como la Ciudad de México han vivido restricciones recurrentes en el suministro de agua potable, mientras que comunidades del norte han registrado disturbios vinculados al acceso al recurso.
“52 municipios del país se reporta sequía de moderada a excepcional. Siendo el 45.8% del territorio nacional en sequía”.
¿Cómo afecta al campo y productores mexicanos?
Cultivos estratégicos como maíz, frijol, café y aguacate han registrado reducciones de hasta un 50 % en su rendimiento, como resultado del estrés térmico, la sequía prolongada y la alteración de los ciclos productivos. Estados clave como Sinaloa, Jalisco, Michoacán, Veracruz y Chiapas han sido particularmente afectados. En regiones agrícolas críticas, el calor extremo durante las fases de floración y llenado de grano ha provocado pérdidas del 30 % al 50 % en los rendimientos por hectárea, agudizando la inseguridad alimentaria y dejando a miles de productores en situación de alta vulnerabilidad.
Además, el aumento de plagas y enfermedades, como la roya del café y el gusano cogollero, ha elevado los costos de producción y reducido aún más la rentabilidad. Frente a estas condiciones, muchos pequeños productores han abandonado sus parcelas, evidenciando la urgencia de invertir en agricultura climáticamente resiliente.
El acelerado calentamiento que vive México está provocando pérdidas severas en cultivos clave, lo que no solo afecta al sector agrícola, sino que también repercute en la cadena industrial y en la vida urbana. La escasez de materias primas, el aumento en los costos de producción y la presión sobre los recursos hídricos están generando un impacto económico y social de gran escala, comprometiendo la seguridad alimentaria y el equilibrio ambiental del país.
Inicio de la Canícula en México
A este panorama crítico aún se suma la próxima canícula de 2025, prevista para los meses de julio y agosto. Este periodo, caracterizado por una disminución temporal de lluvias y un repunte en las temperaturas, podría agravar aún más las condiciones de sequía y estrés en los cultivos, especialmente en las regiones ya afectadas por el calor extremo.
Durante este periodo, se anticipan temperaturas que podrían superar los 45 °C en algunas regiones del país, especialmente en los estados de Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Veracruz, Tamaulipas, Campeche, Tabasco, Quintana Roo y Yucatán . Estas condiciones extremas representan un riesgo significativo para la salud, la seguridad alimentaria y la economía agrícola, exacerbando los desafíos ya existentes debido al cambio climático.
¿Cuándo comenzarán las lluvias?
Según el pronóstico de la Secretaría de Marina, la temporada de ciclones tropicales comenzó el 15 de mayo en el océano Pacífico con la expectativa de 19 fenómenos, mientras que en el Atlántico iniciará el 1 de junio, impactando principalmente a los estados del Golfo de México.
En cuanto a las lluvias, se prevé un patrón variable de mayo a octubre:
- Mayo: lluvias superiores a lo normal en el oriente, centro y sur del país, pero por debajo del promedio en el noroeste.
- Junio: precipitaciones normales o ligeramente mayores en la mayoría del territorio, con déficit en el noreste y sureste.
- Julio: disminución de lluvias en la Península de Yucatán; en el resto del país se mantendrán dentro del promedio.
- Agosto a octubre: se esperan lluvias dentro de los rangos normales a nivel nacional
Urgencia de una respuesta nacional coordinada
La UNAM subraya que es imprescindible posicionar la acción climática como una prioridad nacional transversal. Esto significa incorporar políticas públicas sostenidas, con recursos asignados, e implementar estrategias alineadas con los compromisos internacionales establecidos en los Acuerdos de París.
Se requiere también un enfoque que garantice una transición justa, en la que los derechos sociales estén protegidos frente a los impactos del cambio climático. La vulnerabilidad social, el acceso al agua, la seguridad alimentaria y la salud ambiental deben ser considerados en todas las decisiones de política climática.
TU PARTICIPACIÓN IMPORTA
El 93 % de la población mexicana reconoce la urgencia de actuar frente al cambio climático. Esta conciencia social debe traducirse en participación activa: informarse, exigir decisiones responsables a nivel gubernamental, y transformar nuestras propias prácticas cotidianas.
El clima extremo de 2025 no sólo ha puesto a prueba la resiliencia del campo mexicano, sino que ha evidenciado la urgencia de transformar los modelos agrícolas hacia sistemas más resilientes al cambio climático, con acceso a tecnologías, financiamiento climático, conservación de suelos y gestión integral del agua.
La ciencia nos ha hablado con claridad. El momento de actuar es ahora. Como biólogos, científicos y ciudadanos, tenemos la responsabilidad de proteger nuestro patrimonio natural y asegurar un futuro habitable para las próximas generaciones.
Fuente:
GERMEN: Bioestimulando Suelos
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