Con la calidad no se juega. Ese es el atributo que hace que los consumidores abran sus ojos y decidan la compra o el rechazo de una fruta en cuestión de segundos. Sin embargo, esa propiedad que buscan todos los agricultores no es producto del azar, sino de un cuidadoso manejo agronómico, donde la nutrición juega un papel fundamental.
Arándanos de buen aspecto, de buen calibre y buen ‘bloom’… En suma, fruta que de den ganas de comprarla y de comerla. Ese son algunas de las características que entran por los ojos y que pueden ser decisivas al momento de la compra entre una fruta de ‘calidad’ y otra sin ‘bloom’, húmeda, reventada y con hongos. Entonces, ¿cómo se construye una buena fruta? No es algo que se haga de la noche a la mañana y, si bien hay varios factores a tener en cuenta, hay uno que es más importante. “Primero debemos preocuparnos de la raíz”, afirma Sebastián Ochoa, asesor internacional, especialista en arándanos. “La planta es una máquina que produce sus hormonas, también aminoácidos y péptidos y ya cuando crece, a través de la fotosíntesis genera fotosintatos. Es una máquina que funciona sola, pero, ¿qué necesita esta máquina? Que le demos un riego y nutrición adecuada, para el clima en el que fue instalada”, añade.
Sin embargo, en una agricultura intensiva no siempre se tendrán esas condiciones perfectas para el desarrollo perfecto de la planta, ya que muchas veces hay un clima adverso, con exceso de radiación, granizo o heladas, por ejemplo, e incluso salinidad, entre otros, que pueden provocar daños. “Entonces, debemos utilizar herramientas para que este potencial radicular sea lo mejor posible y así puedan entrar todos los nutrientes que le estamos aplicando a la planta”, subraya el especialista, teniendo por objetivo de que sus raíces crezcan constantemente, sanas, blancas, que estén activas en todo momento y con una buena masa radicular, ya que al no ser carnosa es una raíz que no guarda reservas, por ello es que el arándano es una planta que produce de manera constante año tras año.
“Lo importante es que las raíces deben crecer de manera constante, sabiendo cuando es mi ‘peak’ radicular. Por eso , lo ideal es que ese ‘peak’ sea medido”, subraya Ochoa y precisa que, si el objetivo es mantener por más tiempo las raíces activas, para que estas absorban elementos, tras la floración se debe concentrar la ‘batería de enraizantes’, por ejemplo, enraizantes de manera directa (que contienen auxinas), extractos de algas y aminoácidos. “Si lo que quiero es un buen desarrollo radicular, debo aplicar aminoácidos ricos en arginina, que son los que ayudar a tener raíces más potentes”, recomienda y sostiene que el suelo es un factor importante y que los productores deben preocuparse de que el suelo tenga el pH adecuado para la absorción de nutrientes.
Mucha atención con el pH del suelo
“No podemos seguir diciendo que, porque el arándano proviene de zonas ácidas, este crece bien con un pH entre 4.5 y 5.2, ese el pH que debemos utilizar. Eso es falso”, subraya Ochoa. “Porque con un pH bajo 5, tendremos protones libres que queman a las raíces y con un pH entre 6 y 6.5 es donde tendremos la mayor disponibilidad de elementos. Si utilizamos un pH 5, tendremos una absorción de calcio y fósforo prácticamente nula, porque esos elementos no quedan disponibles a ese pH”, advierte el asesor, añadiendo que, si bien el arándano es una planta acidófila, resistente pH ácidos, ese tipo de pH no el ideal para su producción. “Es decir, si tenemos un suelo con pH ácido debemos encalar, mientras que si tenemos un pH básico debemos acidificar”, precisa sobre una especie que es calcífuga, que no tolera la presencia de bicarbonato de calcio ni de caliza activa, porque interrumpen el metabolismo del hierro. Además, agrega el asesor, que está muy estudiado y demostrado que las plantas sintetizan nitrato reductasa en función de la forma del nitrógeno que está en el medio, por lo que se puede utilizar nitrato como fuente de fertilización nitrogenada. “Eso es una tremenda ventaja , por ejemplo, cuando quiero antagonizar con cloruro, que es muy común en zonas áridas o semiáridas”.
Al ser el soporte del sistema radicular, los productores debieran estar muy preocupados de la calidad del suelo o sustrato que estén usando, ya que hay una serie de factores químicos, físicos y biológicos que van causando una fatiga de este.
Para manejar el suelo, es necesario considerar que contiene coloides, ya que los coloides tienen carga negativa, que se adhieren fácilmente al sodio, el sodio tiene un alto radio de hidratación (es decir, se hinchan), lo que genera una reducción de los espacios porosos. “Debido a lo anterior, siempre debemos tener un aporte constante de calcio, que es un equivalente para desplazar al sodio y tener así un suelo estructurado”, precisa Ochoa. Pero si el cultivo está instalado en un suelo arenoso, es necesario dar una estructura a ese suelo. Entonces, ¿qué se debe hacer? “Las estructuras de los polihidroxicarboxílicos son estructuras de cadenas largas de carbono, los fúlvicos son de muy fácil degradación, inestables y rápidamente atacables por los microorganismos, por lo tanto, la estabilidad de los agregados es corta. Forman agregados rápidamente y sirven para soltar un suelo. Cuando tenemos un suelo con coloides, es un suelo que tiene arcilla y lo que queremos hacer es descompactarlo y para formar macroporos vamos a usar ácidos polihidroxicarboxílicos o ácidos fúlvicos, pero la duración va a ser corta, por lo tanto hay que aplicarlos de forma constante”, explica el asesor.
A diferencia de estos dos, los ácidos húmicos son estables, tienen mayor poder ‘buffer’ y una mayor capacidad de polimerización. Entonces, si lo que se busca es aumentar la retención de agua, estructurar un suelo formando humatos, coloides y así dar microestructura al suelo para luego generar macroestructura, es recomendable usar ácidos húmicos.
Según Sebastián Ochoa, el hecho de mantener un suelo implica una serie de manejos: Mantener una adecuada estructura, evitar la compactación, evitar encostramientos superficiales, mejorar el flujo de aire y de aire en el suelo, posibilitar una infiltración más favorable, frenar los procesos de erosión del suelo y mejora la inercia térmica del suelo para que se enfríe más lento y se caliente más lento. Además, se deben activar los microorganismos del suelo, que son los responsables de un correcto equilibrio biológico. “Los microorganismos son muy importantes para mantener un suelo sano, ya que exudan ácidos orgánicos que también estimulan el crecimiento radicular”, subraya. Asimismo, para tener un suelo sano se debe aumentar la capacidad del intercambio catiónico. Todo lo anterior es clave para tener un buen manejo del riego y la nutrición, gracias a los cuales se genera una mayor cantidad de raíces.
Acciones que se deben realizar para tener un suelo sano
Uso de mulch: “Debe ser de polipropileno tejido y no de polietileno, ya que debe haber un intercambio gaseoso en el suelo”, sostiene. El mulch no solamente es para evitar que salgan malezas, sino que mantiene la conductividad hidráulica del suelo, lo calienta en mayor profundidad, provocando que la raíz baje más. “Hace que el suelo se caliente antes en zonas frías a las salidas de invierno y que se mantenga caliente por más tiempo a las salidas de verano”, precisa.
Estimular raíces: “Toda estrategia que genere desarrollo radicular nos sirve como punto de partida en un suelo sano: enraizante, estimulante de raíces, ácidos polihidrocarboxílicos, ácidos fúlvicos y ácidos húmicos según; sea la situación del suelo”, explica.
Adecuado manejo del fertirriego: “De nada nos sirve todo lo anterior si regamos mal”, advierte el asesor.
Uso de microfauna y microflora del suelo: “Se debe hacer a través de complejos de bacterias benéficas que aumenten la vida en el suelo y generen exudados como la glomalina, proteína descubierta el año 2005, principal responsable de la formación de agregados y por ende de la estructura del suelo”, precisa.
Calidad del agua de riego: Es muy saber importante qué agua se está aplicando, conocer cuál es la CE del agua, que no tenga sales como cloruros, sodio, boro (por ejemplo, el boro, que con más de 1 ppm, y produce fitotoxicidad) y el productor debe asegurarse que no tenga trazas de metales pesados, ya que estos pueden problemas en el suelo. “Se debe dar un riego adecuado, con un tiempo suficiente para mojar las raíces en profundidad y para lixiviar sales. Es necesario que durante el tiempo que se está regando se moje toda la cama de cultivo. Además, siempre que se use tensiómetro, deben colocarse en el borde de la cama, que es la parte más crítica”, explica el asesor y precisa que es importante tener en cuenta el clima al momento de regar, ya que si el déficit de presión de vapor es alto, la planta cierra los estomas y los brotes se lacean y se dañan. “Así es como surge la necesidad de usas bloqueadores soles como caolinita, por ejemplo, e incluso hay protectores incoloros, con los que hemos pruebas y funcionan súper bien. Ahora bien, si esto es continuo, están las mallas, pero no es llegar y ponerlas, sino que siempre tenemos que medir la luz PAR para definir qué porcentaje de sombre se utilizará”, precisa.
Tener cuidado con los excesos de agua: El exceso de agua produce anoxia, falta de oxígeno en el suelo. La raíz respira y lo hace hasta 10 veces más que la parte aérea de la planta cuando ésta hace fotorespiración, el CO2 generado por la respiración de la raíz junto al agua, producen ácido carbónico lo que finalmente resulta como bicarbonato. El arándano al ser una especie calcífuga ve interrumpido el metabolismo del fierro y termina en clorosis.
Cuando se observan síntomas en algunas cañas de la planta y en otras no, se debe considerar que el arándano tiene traslocación asimétrica, por lo tanto, por eso podemos ver brotes con distintas coloraciones o tener solo un brote mostrando alguna deficiencia
Fertilización: “Debemos saber qué aplicar, cómo aplicar y por qué debemos aplicar”, advierte el experto. “Así, por ejemplo, el nitrógeno debe ir siempre que queramos generar proteínas. Si queremos que la planta detenga su crecimiento o quiero favorecer que los fotosintatos que se están produciendo en la fotosíntesis se vayan a formar azucares, carbohidratos para el llenado del fruto, obviamente tengo que bajar la inyección de nitrógeno y aumentar el potasio”, continúa y añade que es importante tener en cuenta la forma en que forma se aplicará el nitrógeno. “Si quiero que la planta metabolice rápido el nitrógeno y crezca, utilizaré amonio. Sin embargo, el amonio acidifica, es un catión que genera antagonismo con el calcio, magnesio y potasio, y además si se utiliza en exceso puede generar una susceptibilidad de la planta a diferentes enfermedades”, ejemplifica Ochoa.
Otras claves de nutrición
Según Sebastián Ochoa:
- “El azufre se usa bastante bien acidificar la preparación de suelo, pero teniendo claro cuánto tengo que aplicar por ha para llegar al pH deseado, idealmente se debe hacer una curva de acidificación para aplicar la dosis correcta”.
- “Los antagonismos se producen entre los distintos elementos. Si queremos aumentar los niveles de calcio en la fruta, no podemos hacerlo junto con potasio, amonio, magnesio u otro; ya que estaremos provocando un problema en el ingreso de este elemento hacia la fruta”.
- “Es necesario preocuparnos de los niveles nutricionales. Los laboratorios entregan rangos que ellos sacan de libros que son principalmente norteamericanos, pero los niveles nutricionales no son iguales en distintas partes del mundo y entre variedades. Entonces, debemos crear nuestras propias curvas de nutrientes, según el estado fenológico, para las distintas variedades y la información de la literatura utilizarla solo como una guía, pero no como sato absoluto”.
- “Podemos utilizar la nutrición foliar para corregir algún problema, pero la base debe ser vía suelo”.
Requerimientos nutricionales y nutrición
Nitrógeno: Los principales síntomas de deficiencia son las hojas amarillentas en la base de la planta, entrenudos cortos y ramificación raquítica y débil
Fósforo: El fósforo es importante en la extensión de las raíces y su ramificación lateral. “Me ha tocado ver huertos donde aplican fósforo solo durante los ‘peaks’ de crecimiento radicular. En zonas mediterráneas lo aplican al inicio y fin de la temporada de crecimiento, pero se olvidan que el fosforo hace mucho más que eso: también participa en la biosíntesis de glúcidos, biosíntesis de lípidos, síntesis de clorofila, se retrasa la maduración de la fruta si es que yo tengo deficiencia de fósforo, o sea es mucho más que solamente crecimiento de raíces”, explica el asesor.
Potasio: El potasio no solo es importante durante el crecimiento de la fruta, ya que también participa en la fotosíntesis, en la economía hídrica de la planta, en la síntesis proteica, formación y transformación del almidón, transporte y acumulación de carbohidratos. Además, activa más de 60 enzimas. No es común ver una deficiencia, pero cuando la hay, las hojas están quemadas.
Magnesio: “He visto que se aplica hasta el momento que dijo el asesor, no aplicándolo en febrero o marzo, incluso en enero, porque dicen que ya cumplieron con las unidades programadas, pero resulta que se debe aplicar de forma constante, pero variando las concentraciones según el estado fenológico de la planta, básicamente porque la planta necesita aquello durante todo su ciclo”, explica Ochoa.
“No podemos seguir diciendo que, porque el arándano proviene de zonas ácidas, este crece bien con un pH entre 4.5 y 5.2, ese el pH que debemos utilizar. Eso es falso”, subraya Ochoa. En la foto, un huerto en Olmos, Perú.
Nutrición cálcica para una adecuada vida de postcosecha
La nutrición cálcica es necesaria para que la fruta presente una óptima vida de postcosecha. “El calcio no da la firmeza inicial a la fruta, sino que eso lo hace la materia seca, pero el calcio nos da más vida de postcosecha”, afirma. Y es que el calcio depende directamente del pH del suelo, de la presencia de otros cationes en la disolución del suelo, de la actividad de pelos radicales y raíces nuevas y del flujo de transpiración de la planta, pero recordemos que el arándano carece de pelos radicales. “Así, en una suma de base, el calcio debe ocupar entre un 75 y un 80%, el magnesio un 15%, el potasio un 5% y el sodio ojalá tienda a 0”, precisa.
El calcio es un elemento que se encuentra como mineral soluble (sulfato de calcio), mineral insoluble (fosfatos y carbonatos) especialmente de forma orgánica (oxalatos y pectatos) y pese a estar presente en cierta cantidad en forma soluble, no se desplaza fácilmente en la planta.
“Entra a la planta por el flujo de savia bruta, moviéndose por corriente transpirativa, llegando a las células cuando se forma la división celular. Los pectatos de calcio en la lamella media son los que unen finalmente las células entre si y que le dan estabilidad. “El calcio es absorbido por las regiones jóvenes y es absorbido pasivamente con la transpiración vía xilema y apenas se retransporta vía floema y una vez que los iones de calcio son tomados por las regiones jóvenes de la raíz, progresan célula a célula hasta alcanzar los conductos del xilema. Una vez allí se movilizan pasivamente dentro del torrente de savia bruta”, explica.
Y es que el calcio se traslocará con el flujo transpirativo a órganos que mantienen una alta relación transpirativa, mientras que en aquellos órganos que transpiran poco, llegará en una menor cantidad. Según Ochoa, la poda es muy importante, “porque debemos dejar toda la fruta expuesta hacia la luz”, sostiene. Aunque, si se tiene fruta al centro a la cual le llega sombra, recibirá menos calcio, por lo tanto, es fundamental podarla. “Aquellas hojas y brotes extendidos recibirán calcio con mayor facilidad. Cuando vemos necrosis en las puntas de las hojas es sinónimo de que el calcio se está yendo a los órganos de la planta que tienen una mayor relación transpirativa y no es que tengamos una deficiencia de calcio”, explica y precisa que, una vez que el calcio entra en la planta es inmóvil, por lo tanto, es importante tener una aplicación constante.
“La deficiencia de calcio se ve principalmente en suelos ácidos y en aquellos con elevada presencia de sodio, porque desplaza altos niveles de cationes como potasio, magnesio y amonio. Además, en su absorción influyen situaciones de elevado flujo transpirativo, lléndose al calcio, por ejemplo, a los brotes, provocando problemas de deficiencia. Es muy importante usarlo de manera constante durante todo el ciclo y reforzar con calcios quelatados de buena calidad durante la floración y la cuaja para asegurarse de que el calcio llegue a la fruta ”, explica el asesor.
Funciones del calcio
- Actúa formando parte de la estructura de la protopectina de la lámina media y la pared primaria celular, como agente cementante para mantener las células unidas. Presenta funciones estructurales de fortalecimiento de las paredes celulares y de control de la permeabilidad e integridad de la membrana.
- En la lámina media, se encuentra unido al complejo de proteínas y pectinas, al que confiere resistencia frente al ataque por poligalacturonasas, enzimas responsables de la hidrólisis. Si hay niveles bajos en esta zona, provocan una reducción de su resistencia a la degradación enzimática. Un síntoma característico es la desorganización de las paredes celulares y el colapso de tejidos afectados.
- Importante en el desarrollo de raíces.
Micronutrientes: “Se deben aplicar de manera constante. Generalmente los suelos fértiles aportan microelementos, pero los debemos reforzar en función del análisis de suelo, análisis de agua y análisis foliar”, explica.
Hierro: “El hierro el principal papel que tiene es formar quelatos complejos. Además, forma parte de esos sistemas enzimáticos y juega un papel esencial en la fotosíntesis”, sostiene.
Manganeso: “Es esencial para la fotosíntesis, participa en las transformaciones de las hexosas fosforiladas, en la glucólisis y en el metabolismo de ácidos orgánicos. También participa en el el metabolismo de auxinas y del nitrógeno y es esencial en la síntesis de ácido ascórbico, carotenos y xantofilas”, explica Ochoa.
Boro: “Es un microelemento tremendamente importante. Es esencial mantener buenos niveles de boro para poder tener un llenado adecuado de fruto con materia seca”, sostiene Ochoa sobre un microelemento que participa en el metabolismo de glúcidos, formación de paredes celulares por lignificación. Además, de los procesos de transporte, absorción y utilización de fósforo, estabilización de la membrana celular, elongación de raíz y metabolismo de ácidos nucleicos. “Mejora el tamaño y la fertilidad de los granos de polen y el crecimiento de los tubos polínicos. También aumenta la apetencia de los insectos porque mejora la calidad del néctar, entonces hace que las flores sean más atractivas para las abejas”, precisa.
Zinc: “El zinc participa en la formación de las auxinas, metabolismo nitrogenado, glucolisis y transformación de hexosas fosforiladas, y activación de las enzimas deshidrogenasa málica”.
Cobre: “El cobre es componente de un gran número de enzimas (y debemos preocuparnos de que los niveles de cobre que sean adecuados”, sostiene el experto.
Molibdeno: Es importante, ya que participa en la formación de enzimas nitrogenasa y de la nitrato reductasa. “Si hay bajos niveles en la planta, esta tendrá un metabolismo del nitrógeno inadecuado y nos tenemos que preocupar de él. Este es otro microelemento que muchas veces se olvida, que no se aplica o se aplica puntualmente cuando quiero provocar algún efecto, lo cual es un error”, advierte el asesor.
Claves para conseguir una fruta firme
– ¿La relación de la materia seca con la firmeza a qué se debe? ¿Cómo puedo mejorar la materia seca de los frutos? ¿Qué porcentaje es el óptimo en este caso?
– La materia seca fluctúa entre un 15 y un 18% en el arándano. , No existen parámetros ni de materia seca ni de calcio ligado en fruta que se puedan seguir como rango foliar. De hecho, si se mide materia seca y calcio ligado en variedades distintas, el resultado será diferente, incluso es distinto en diferentes zonas, años, e inclusive dentro del mismo campo. Lo único que se puede hacer es comparar sectores tratados con no tratados de una misma variedad en el campo y ahí ver el efecto, pero no hay un estándar. La materia seca tiene que ver con la cantidad de elementos, vitaminas, carbohidratos, azúcares, aceites, almidones y fibra que tenga en el interior de mi fruta, eso le da más peso y obviamente al darle mayor densidad le va a dar más firmeza, esa es la razón de porque aumenta la firmeza. ¿Y cómo mejorarlo? Es un conjunto, ya que debemos tener un buen suelo para que crezca la raíz, y que ese suelo si es estructurado y con vida no tendremos problemas de fitoxicidad. Al crecer bien la raíz, el fertirriego que hagamos debe estar bien formulado y pensad, con las concentraciones adecuadas, sin antagonismos iónicos, etcétera… Puede tener una buena absorción en la planta y, si es que tenemos una poda bien hecha, con nuestra fruta iluminada y con los cargadores y brotes adecuados, tendremos una planta y fruta bien nutridas. Es decir, una fruta más firme y de mejor calidad equivale también una mejor condición a lo largo del tiempo. Es un todo.
– ¿Cuál es la relación entre el silicio y una fruta firme?
– El silicio no es un elemento esencial, ya que la planta puede vivir sin silicio, pero al silicio se le ha descubierto un montón de beneficios, dentro de los cuales está el engrosamiento de la epidermis y, por lo tanto, provoca una mayor firmeza en algunas especies. Directamente, he estudiado productos que generan más firmeza, con y sin el silicio. He probado silicios que sí generan mayor firmeza, e incluso nos ha mejorado el contenido de pruina en la fruta (Bloom), pero depende mucho de la sal que se esté utilizando, su formulación y la forma de aplicación.
Fuente:
Redagricola.com