«Queremos convertirnos en los más grandes de México»

Las ambiciones del equipo de Rising Farms son impresionantes. La joven empresa quiere convertirse en el mayor productor de México; no solo cultivando tomates, sino también introduciendo nuevos productos en el sector hortícola mexicano. Para alcanzar esta meta y que su negocio de invernadero crezca rápidamente, está buscando nuevas vías de financiación. «La inversión en activo fijo actualmente es un obstáculo para ampliar la empresa. Por eso nosotros separamos del cultivo los bienes raíces», explica Pablo Ricaud. «De esta forma, podemos construir una corporación escalable de primer orden, algo muy poco común en México para las compañías agrícolas».

Arrendamiento de las instalaciones

«Fijémonos en el sector hotelero. Un operador único no se preocupa por la construcción de hoteles, sino que arrienda las instalaciones y ya se preocupará del resto más tarde. El dinero se cuida. Pero en la horticultura de alta tecnología hay que preocuparse de ambas cosas», dice Pablo Ricaud, de Rising Farms, cuando, durante un viaje especial a los Países Bajos para aprender más sobre la horticultura holandesa, le preguntan por qué busca nuevas vías de financiación para los negocios hortícolas.

Con un padre que es productor de invernadero de alta tecnología y él mismo con formación en finanzas, ha identificado oportunidades en el sector mexicano del invernadero y tiene la seguridad de que los modelos de negocio actuales limitan el crecimiento del sector, pues es prácticamente imposible ampliar una explotación a unas instalaciones de 300 hectáreas a ritmo rápido. «Como la inversión en activo fijo en México es un gran problema para las empresas, la financiación en general ya es escasa. Resulta demasiado caro. Tienes que encontrar otra manera de ampliar tus instalaciones».

El equipo de Rising Farms decidió actuar de manera distinta. Su meta es ampliar sus instalaciones con ayuda de los inversores. «Muchos fondos quieren invertir en horticultura porque es un negocio sostenible y aborda retos globales», dice. Por eso decidieron construir un invernadero, vendérselo a un fondo de inversión y pagarle un arrendamiento después; una forma de funcionamiento que también usa Equilibrium en los Estados Unidos. Para probar su modelo de negocio en el mercado mexicano, Rising Farms empezó a cultivar en un invernadero arrendado el año pasado. Encontró un invernadero de 4,5 hectáreas que restauró y renovó con técnicas modernas y, desde mayo de 2020, se cultivan tomates en él.

«Tenemos un equipo sensacional de técnicos y productores, lo que nos ha permitido cosechar rendimientos similares a los de los invernaderos de cristal e incluso mayores», afirma Pablo. «Y tenemos contactos con los proveedores norteamericanos. Nuestro concepto ha quedado demostrado».

Rising Park

Por ese motivo, el próximo año la empresa va a poner en marcha su gran plan. Ha adquirido una parcela cercana de 65 hectáreas y, en 5 años, construirá en ella un invernadero de 48 hectáreas: Rising Park. En la fase 1, este año se levantarán las primeras 10 hectáreas, con la financiación del equipo de Rising Farms, que actualmente está haciendo una recaudación de fondos de serie A para hacerlo posible.

«Una vez completado, se lo venderemos al sector inmobiliario y se lo arrendaremos. Con esos fondos, construiremos las próximas 10 hectáreas, y así sucesivamente», revela Pablo. «Demostrando que es un modelo de negocio sostenible y atrayendo a buenos inversores, seguiremos abriendo puertas y tendremos la oportunidad de crecer más deprisa. Actuando de manera sabia y con un modelo de negocio escalable, queremos convertirnos en los más grandes de México. Será la vanguardia de la nueva ola de cómo el sector trabajará en el futuro».

Pablo explica que la mano de obra y los conocimientos, dos preocupaciones para los productores que amplían sus operaciones, están cubiertas por su actual equipo estable y experimentado, que compartirá sus mejores prácticas y educará a los recién llegados. «La situación en México es tan buena que no necesitamos invernaderos de cristal ni sistemas caros; podemos funcionar con técnicas sencillas. Nos encontramos en un delta de temperatura, lo que significa que nuestro sistema de calefacción puede ser más simple. Nuestra meta es hacer más con menos: la fase uno será un invernadero de alta tecnología en el que desembolsaremos menos tomando decisiones acertadas».

En el nuevo invernadero se plantarán tomates, pero en los planes de crecimiento hay espacio para la diversidad. «Hay muchos productos que ahora mismo los agricultores mexicanos no están produciendo», dice Pablo. «Todo el mundo está metido en las hortalizas, cuyo mercado es seguro y grande, y hay mercados interesantes y muchos clientes, pero nosotros también queremos zambullirnos en áreas que nadie está explorando». Las flores, por ejemplo. «Los Estados Unidos actualmente importan la mayoría de sus flores de Colombia, el 80 por ciento. No veo por qué México no puede participar en ese mercado: el clima es perfecto y podemos transportarlas en camión en lugar de en avión».

Y hay más productos en los que, en su opinión, la empresa puede innovar. Por ese motivo, una vez completado el invernadero nuevo, el invernadero de 4,5 hectáreas en el que ahora cultiva se convertirá en un centro de I+D.

«En la actualidad, el 70 por ciento de los pepinillos importados por los Estados Unidos proceden de la India. ¿Por qué no de México? Hay muchos nichos interesantes. Seremos punteros en nuevos nichos para desarrollarnos y seguir creciendo mediante estos nuevos productos».

«En este sector, las cosas se han estado haciendo de la misma manera durante 20 años», concluye Pablo. «Nosotros queremos ser disruptivos, pensar de manera distinta aplicando modelos utilizados en otros sectores para que este sea muy explosivo y escalable».

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Fuente:
Fresh Plaza